lunes, 27 de octubre de 2008

Pongamos el centro En Movimiento

A una semana de las elecciones a Centro de Estudiantes, el frente Oktubre, que lo condujo por seis años consecutivos, finalmente llegó a su fin. Preso de sus propias lógicas que lo llevaron a vaciar el Centro de participación y contenido, priorizando debates e internas estériles que poco y nada tienen que ver con la cotidianeidad de la gran mayoría de los estudiantes de la facultad, Oktubre terminó por romperse, cuando en un plenario “abierto” algunas de sus fuerzas se lanzaron esas acusaciones cruzadas a las que, lamentablemente, ya nos tienen acostumbrados.

En materiales anteriores señalamos que este es un momento muy especial para profundizar el debate sobre que tipo de Centro de Estudiantes necesitamos para ponernos realmente en Movimiento y aportar seriamente a la construcción de un Movimiento estudiantil que cambié de raíz las lógicas sectarias que llevaron a muchos a alejarse de los espacios de participación.

El proceso de movilización y organización que se desarrolló este año alrededor de las condiciones de cursada, desbordó ampliamente a Oktubre, en una clara señal de que, cuando somos muchos los que participamos, somos capaces de mover montañas, aun a costa de tener una conducción del Centro que se mostró como un verdadero tapón del movimiento estudiantil.

Entendemos que es momento de empezar a caminar por nuevos senderos. El importante proceso que se dio este año puede ser potenciado por miles si logramos reapropiarnos de la principal (aunque no la única) herramienta que debe tener el movimiento estudiantil para desarrollarse: el Centro de los Estudiantes.


La búsqueda por llevar a cabo grandes procesos de transformación de raíz de una realidad muchas veces naturalizada, requiere de muchas manos y cuerpos para poder llegar a buen puerto. Entendemos que, por suerte, somos muchos los que pensamos que es necesario avanzar en revalorizar al Centro como la instancia de participación y organización real del conjunto de los estudiantes de la facultad y no solo de las fuerzas que llegan a su conducción formal.

Como venimos señalando, esta articulación de enfoques, prácticas y discursos en función de romper con determinadas lógicas y empezar a construir algo distinto, se expresó durante todo el año, pero en particular durante el conflicto, cuando un conjunto de compañeros, algunos no agrupados y otros pertenecientes a agrupaciones y colectivos, empezamos encontrarnos y logramos imprimirle a ese proceso una impronta distinta, que es en definitiva, la que nos dejó un saldo positivo.

Es por eso que, lejos de cualquier sectarismo o soberbia, hace algunas semanas hicimos un llamado a todos esos compañeros (agrupados y no agrupados) a que juntos confluyamos en una única expresión que pueda articular a los que soñamos con un Centro distinto, como parte de un proceso de reapropiación por parte de los estudiantes de su instancia gremial.

Porque entendemos que el Centro sólo se pondrá en Movimiento si logramos construir desde la diversidad, sin sectarismos, sin etiquetas que nos dividan, sin trenes exclusivos que ya salieron, a los que sólo te invitan a subirte. Porque el tren sólo tiene sentido si lo ponemos en Movimiento entre todos.

Por esto, creemos que romper la falsa dicotomía entre “militantes” y “estudiantes” es parte de repensar las formas y el contenido de un nuevo Movimiento estudiantil que pueda transformar la realidad que nos toca vivir. Si logramos revalorizar al Centro y construir ese Movimiento, los estudiantes no seremos “independientes” del Centro ni de la necesidad de tomar la realidad en nuestras propias manos para empezar a transformarla.

Ahora es cuando empezamos a poner el Centro en Movimiento